INTERNACIONALES: BRUCE KLINGNER

Esperando por las reformas en Corea del Norte

En semanas recientes, Pyongyang ha empezado otra ofensiva del encanto más alcanzando Pekín, Washington y Tokio. La iniciativa diplomática sigue a la consagración como líder del muy dinámico y carismático Kim Jong-un, lo que lleva a los expertos a percibir nuevas y sutiles señales de una inminente reforma económica norcoreana y una política exterior menos beligerante.

27 de Agosto de 2012

En semanas recientes, Pyongyang ha empezado otra ofensiva del encanto más alcanzando Pekín, Washington y Tokio. La iniciativa diplomática sigue a la consagración como líder del muy dinámico y carismático Kim Jong-un, lo que lleva a los expertos a percibir nuevas y sutiles señales de una inminente reforma económica norcoreana y una política exterior menos beligerante.

Una cadena de noticias proclamó que “Corea del Norte virtualmente ha abandonado la economía planificada”. Un académico surcoreano predijo que “podemos esperar a las reformas y la apertura para tomar velocidad y equilibrar de una vez las relaciones de Pyongyang con Seúl y Washington”.

Kim Jong UnPero no hay tanto como parece detrás de este enfoque diplomático. El hombre fuerte dentro del gobierno norcoreano, Chang Song-taek, viajó hasta China pero sólo obtuvo la ayuda prometida por Pekín para resucitar dos zonas económicas especiales de Corea del Norte, durante largo tiempo adormecidas y deprimidas. Pekín se puede ver de nuevo tentado a ofrecer asistencia financiera para convencer a Kim Jong-un de que adopte reformas económicas, a pesar de las infructuosas iniciativas similares llevadas a cabo con su padre. El nuevo trilero norcoreano puede haber encontrado un cabeza de turco dispuesto a poner dinero para otra partida.

El reciente intento de acercamiento a Estados Unidos por parte de Pyongyang era simplemente para afirmar la intención del régimen de mantener sus armas nucleares. Los norcoreanos también pidieron que Estados Unidos haga primero concesiones unilaterales significativas, lo que supone un endurecimiento de su posición de principios de este año.

Pero esto no ha frenado la especulación de un próximo cambio en Corea del Norte. Los pronosticadores actuales interpretan las crípticas afirmaciones norcoreanas como augurios de importantes cambios en su política de actuación. A su vez, estas claves reafirman una teoría defendida desde hace tiempo de que una facción de norcoreanos partidarios de una línea más blanda se esconde dentro de la burocracia del régimen y está enviando señales de socorro al mundo exterior de manera furtiva.

Valoraciones tan benevolentes respecto a Corea del Norte vienen seguidas inevitablemente de recomendaciones en la política de actuación indicando que, con el fin de fortalecer el naciente movimiento de reforma, Estados Unidos debe ofrecer nuevos e incondicionales beneficios o eliminar las sanciones.

Hay un largo historial de intentos de aferrarse a los indicios norcoreanos. Tras la muerte de Kim Il-sung en 1994, el Departamento de Estado de Estados Unidos predijo que su sucesor, Kim Jong-il, era realmente un reformista encubierto y que Corea del Norte se hallaba en el umbral de la implementación de una audaz reforma económica. Después de que este no se materializara en un reformista, Pyongyang fue descrita como desgarrada en facciones compitiendo por ganar influencia sobre el maleable dictador norcoreano. Cuando las numerosas concesiones no obtuvieron el resultado deseado, se culpó a la insuficiente generosidad de Estados Unidos y Corea del Sur o a las malvadas influencias neoconservadoras de Washington y Seúl. Sin embargo, la teoría no aguantó bien después de que Pyongyang respondiera a la mano abierta al diálogo tendida por el presidente Obama con provocaciones y mortíferos ataques.

Pero la muerte de Kim Jong-il y la ascensión de un Kim Jong-un educado en Occidente han resucitado la escuela política de “la esperanza es lo último que se pierde”. La imagen de Kim hijo viendo a los personajes de Disney brincando en un escenario, escuchando a Frank Sinatra y viendo escenas de Rocky IV, todo esto en compañía de su elegante esposa, disparó las insinuaciones de un nuevo amanecer en Pyongyang.

Pero ¿está el nuevo líder norcoreano dispuesto a alterar significativamente las directrices de su país? Hasta ahora los hechos que lo confirmen son escasos y están basados en afirmaciones privadas interesadas en lugar de en pronunciamientos gubernamentales. Como correctamente argumenta el profesor de la Universidad de California Stephen Haggard, “Las reformas o las mejoras económicas [en Corea del Norte] están diseñadas para consolidar el poder e impedir el cambio político, no llevarlo a cabo”.

Hasta la fecha, Kim Jong-un ha mostrado un cambio en el estilo pero no en las políticas de actuación de sus predecesores. Sería inocente pensar que la adopción por parte de Jong-un de algunos iconos culturales de Occidente reemplace la tradicional resistencia norcoreana al capitalismo, la democracia y a una política exterior no amenazadora. Por tanto, Estados Unidos y sus aliados deberían ser precavidos cuando respondan a las crecientes peticiones para volver a recorrer el mismo camino trillado de ofrecer concesiones sin obtener actos recíprocos por parte de Pyongyang.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

Contenido Relacionado:

  1. Corea del Norte: Estable, pero tan peligrosa como siempre
  2. El provocativo lanzamiento del misil de Corea del Norte
  3. Corea del Norte: Medallas o si no al campo de trabajos forzados
  4. La muerte de Kim Jong-il
  5. ¿Cuán radicales fueron las reformas en Wisconsin?
Posted in Actualidad, Análisis, Asia-Pacífico, Conflictos Internacionales, Corea del Norte, Estudios, Gobierno de Estados Unidos, ONU, Opinión, Política Exterior, Proteger a América, Seguridad Internacional
Bruce Klingner | Heritage Libertad, The Heritage Foundation