ESTADOS UNIDOS: AMY PAINE

Las revelaciones de Solyndra demuestran que es hora de cerrar el “Banco de Washington”

“¡El Banco de Washington continúa ayudándonos!” se jactaba el director ejecutivo de Solyndra, Chris Gronet, en unos correos electrónicos hechos públicos la semana pasada.

07 de Agosto de 2012

“¡El Banco de Washington continúa ayudándonos!” se jactaba el director ejecutivo de Solyndra, Chris Gronet, en unos correos electrónicos hechos públicos la semana pasada.

Una investigación por parte del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes reveló que Solyndra (la compañía de energía solar que se hundió, llevándose con ella más de $600 millones en fondos del contribuyente) ni siquiera se suponía que iba a ser una empresa independiente. Se creó para que dependiese de los contribuyentes.

Solyndra“Hacer negocios con el Tío Sam es un elemento principal de la estrategia central de Solyndra”, comentó Tom Baruch, fundador de CEMA Capital, inversora en Solyndra, en un correo electrónico del 10 de agosto de 2010.

Conseguir dinero del gobierno federal era parte integral del modelo de negocio de Solyndra. Pero incluso con el respaldo del gobierno, Solyndra fracasó. Y se trata sólo de un ejemplo de una lista cada vez mayor de compañías que yacen en el Cementerio Verde de las empresas que se llevaron el dinero del contribuyente y se fueron a la bancarrota.

Los correos electrónicos hechos públicos entre accionistas de Solyndra y altos cargos de la administración Obama muestran que los inversores en Solyndra sabían que la compañía era una mala apuesta para el contribuyente, pero la administración quería que el programa de garantías de préstamo para las empresas de energía fuese percibido como un éxito. Mientras tanto, la Contraloría General de Estados Unidos (GAO) se estaba percatando de que el Departamento de Energía (DOE) hacía favoritismos con el programa y consejeros de alto nivel, incluido el secretario del Tesoro Tom Geithner, estaban dando la voz de alerta.

Cuando quedó claro que la compañía no iba a conseguirlo, el director de comunicaciones de la Casa Blanca Dan Pfeiffer escribió a los expertos en estos temas de Casa Blanca Stephanie Cutter y David Plouffe: “Esto va a ser un auténtico quebradero de cabeza, parece que Solyndra está a punto de entrar en bancarrota”.

A pesar de los 12 fracasos similares (compañías que se llevaban dinero del contribuyente aunque se estaban yendo a la quiebra) la administración no ha abandonado su impulso a la energía solar. En julio, el secretario de Interior Ken Salazar calificó las bancarrotas y los retrasos que han asediado al sector de la industria de la energía solar como “simples interrupciones menores (y previstas) para la industria”.

“En toda la administración, estamos viendo las formas de crear empleo y fortalecer la economía y una importante parte de ello es crear un futuro sostenible con energías limpias”, comentó Salazar. Pero como informa el analista de la Fundación Heritage Michael Sandoval:

La promoción que hace Salazar de la creación de empleo no concuerda con la de David Frantz, del Departamento de energía, que supervisa el programa de garantías de préstamo del DOE…Frantz expresó a los miembros de la Cámara que en realidad no se podía contar con esos amplios proyectos de energías renovables a nivel de los servicios públicos a la hora de crear empleo. “El predominio en nuestra cartera de inversiones (y realmente el objetivo de la actuación) es que se creen grandes infraestructuras y proyectos  de servicios públicos y, por definición, estos no son multiplicadores de la creación de empleo”, comentó Frantz.

Aún así, los legisladores de ambos partidos han adoptado la falacia de la creación de empleo. El analista de la Fundación Heritage Nicolas Loris ha observado que tanto a demócratas como a republicanos:

…les gustan las garantías de préstamo (o los créditos fiscales o las subvenciones directas) si estas respaldan proyectos para sus fuentes de energía políticamente preferidas, tales como el carbón limpio y la energía nuclear o si aportan empleos en sus distritos, si por la creación de los mismos se pueden llevar algún mérito. Pero estos programas no crean empleos. Deslocalizan el trabajo y el capital al llevarse los dólares del contribuyente desde unos proyectos económicos hacia otros que son meramente políticos.

Los subsidios a la energía, ya sean en forma de préstamos con el aval del contribuyente o bien se trate abiertamente de unas subvenciones, son un despilfarro bipartidista que simplemente no funciona. Volviendo la vista atrás, la iniciativa para la energía solar del presidente George W. Bush resulta muy parecida cuando se compara con la del presidente Obama.

La ley, llamada de manera muy oportuna, “No Más Solyndras”, que ahora se encuentra en el comité de Comercio y Energía de la Cámara, frenaría el que el gobierno distribuya nuevas garantías de préstamo con el aval del contribuyente. En cuanto a las solicitudes que ya están en consideración o que han recibido un compromiso condicionado, el proyecto de ley requeriría que el secretario del Tesoro hiciera una recomendación basada en los méritos del programa. Aunque no es perfecta, la legislación nos lleva en la dirección correcta para finalmente acabar con este programa.

Como el presidente del subcomité Ed Whitfield (R-KY) dijo la semana pasada, “En lugar de repartir miles millones en garantías de préstamo a unas compañías determinadas, podemos hacer un bien mucho mayor al eliminar los miles de millones en costos de conformidad con unas regulaciones innecesarias”.

Hay gran cantidad de regulaciones antiempleo que están frenando a las compañías americanas. Y el problema no es la falta de dólares del contribuyente. Es el momento de cerrar el “Banco de Washington” y permitir que las tecnologías verdaderamente exitosas y viables remonten el vuelo.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Amy Paine | Heritage Libertad, The Heritage Foundation