INTERNACIONALES: POR EL DR. RAY WALSER

Cuba: hora de tener una agenda de libertad y solidaridad

El 20 de mayo se conmemoró 110 años desde que Cuba se liberó del dominio español y de la consiguiente ocupación temporal de la isla por parte de Estados Unidos...

24 de May de 2012

El 20 de mayo se conmemoró 110 años desde que Cuba se liberó del dominio español y de la consiguiente ocupación temporal de la isla por parte de Estados Unidos. Además se conmemoran más de 53 años, desde que los revolucionarios cubanos -encabezados por Fidel Castro (1927-) y su hermano Raúl (1930-) derrocaran al régimen de Batista y establecieran una dictadura comunista de partido único en la isla. La generación revolucionaria de los hermanos Castro está al borde de la extinción. Se avecina un periodo difícil de sucesión o transición. No estar del lado de los defensores de un auténtico cambio económico y político en Cuba y no presionar en favor de políticas que lleven a una verdadera transición y a una democracia genuina podría condenar a otra generación más de cubanos a una vida sin libertad, oportunidad o esperanza.


Diseñar un escenario de sucesión

El objeto del régimen cubano de Raúl Castro es diseñar una sucesión que sea capaz de sacar adelante el modelo revolucionario de Cuba en la era post-Castro. El modelo sucesorio reservará el poder político y el control central de la economía para la dictadura y sus partidarios al tiempo que reducirá el alcance del papel del Estado en la economía. El régimen calcula que será capaz de sobrevivir a futuras pruebas económicas permitiendo un sector privado que estará estrechamente regulado e integrado por pequeños agricultores, proveedores de servicios y trabajadores  independientes. En este momento, hay 181 categorías cuidadosamente seleccionadas, ninguna de las cuales tiene que ver con grandes empresas, tecnología de la información o servicios profesionales.

CubaEl régimen de Castro también busca inversión extranjera, préstamos en condiciones favorables, remesas americanas (que actualmente se estiman que están alrededor de los $500 millones anuales) y futuros ingresos del petróleo para ayudarlo a sobrevivir. El futuro de los subsidios concedidos por la Venezuela de Hugo Chávez, que se estima ser muy importante ya que oscila entre los $9,000 y los $10,000 millones anuales, está clasificada como incierta dada la actual batalla de Chávez contra el cáncer. El régimen también ha insinuado que la emigración hacia Estados Unidos y a otros países también puede ser otra herramienta para aliviar presiones debido a la persistente crisis económica de Cuba. También espera que la administración Obama afloje aún más las restricciones de los viajes a la isla y el comercio para así afianzar el sistema.

Si bien las medidas de reforma económica de Raúl Castro parecen ser considerables en comparación con las fallidas políticas del pasado, su potencial para asegurar una sucesión sin problemas es dudoso. Los problemas fundamentales que han impactado negativamente el desempeño económico de Cuba durante décadas siguen existiendo. Los persistentes enemigos de la futura prosperidad cubana son: Una falta total de libertad económica, una ineficiente y anticuada economía planificada; una burocracia parasitaria, busca rentas y dominada por los militares; una enorme corrupción y la falta de un poder judicial independiente, de un Estado de Derecho o de la inviolabilidad de los contratos.


Ninguna reforma política

En el frente político, no hay signos de una transición democrática o de liberalización alguna. En enero de 2012, Raúl defendió la dictadura de partido único de Cuba diciendo: “Renunciar al principio de un sólo partido equivaldría, sencillamente, legalizar  al partido o a los partidos del imperialismo en suelo patrio”. Marino Murillo, vicepresidente y figura clave de la economía ni se amarró la lengua. En marzo de 2012, durante la visita del Papa, cuando muchos optimistas preveían un cambio político, Murillo declaró: “En Cuba no habrá reforma política”.

La falta de voluntad del régimen para las liberalizaciones políticas se hace más evidente ante la dura represión que sufren todos los miembros de la oposición. Durante los primeros cuatro meses de 2012 se han producido 1,915 detenciones por motivos políticos. La situación más molesta para el gobierno de Estados Unidos es la detención de Alan Gross, el subcontratista de la USAID arrestado en diciembre de 2010 por suministrar equipos de comunicación a grupos judíos. El gobierno cubano se aferra al poder mediante su puño de hierro y ultimadamente está petrificado ante la perspectiva de los cubanos intercambiando información con el mundo exterior.


Una política de solidaridad con el pueblo cubano

Los principios de la política de Estados Unidos respecto a Cuba debe continuar con el objetivo de restaurar los derechos económicos políticos y humanos del pueblo cubano que los empodere a la hora de decidir el destino futuro de la isla. Las libertades económicas y políticas no pueden separarse. En pocas palabras, la política de Estados Unidos debe buscar una transición en lugar de sucesión y permanencia del modelo persistentemente totalitario de Cuba. La política de Estados Unidos debería por tanto:

• Llevar a cabo una política que no ceda ni apacigue ante un régimen dictatorial en Cuba. La administración Obama deberá respetar el derecho del pueblo cubano a la democracia y abstenerse de medidas que enriquezcan al régimen de Castro y a sus partidarios y que no empodere a los ciudadanos de Cuba a hacerse cargo de su país.
• Respaldar una genuina transformación económica. Cuanta menos continuidad tenga Cuba con el sistema comunista, mayor será la probabilidad de un sólido desarrollo económico, social, político y cultural. La libertad económica y política deberán avanzar de la mano.
• Seguir haciéndole frente al bloqueo de la información en Cuba. Explorar estrategias y tecnologías creativas orientadas a poner fin a la censura y a los controles de la información en Cuba.

Establecer baremos claros y coherentes para el cambio democrático que incluyan:

Partidos políticos independientes: El Partido Comunista de Cuba acapara todos los puestos gubernamentales, oficinas judiciales y servicios públicos. Mientras que se ha permitido servir en la Asamblea Nacional a un reducido número de personas ajenas al partido, el Partido Comunista debe aprobar sus nombramientos. Los partidos políticos independientes como el Partido Socialdemócrata de Cuba son considerados ilegales, así como todas las demás asociaciones y coaliciones políticas. Los miembros de la oposición son hostigados y perseguidos.

Elecciones libres y justas. Mientras Cuba técnicamente mantiene elecciones locales y parlamentarias periódicas, las elecciones son una farsa ya que sólo los miembros del Partido Comunista se pueden presentar junto con un puñado de candidatos independientes aprobados. A los candidatos de la oposición no se les permite estar en las listas electorales ni a los ciudadanos se les da la oportunidad de presentarse. El sistema político debe abrirse para así permitir la existencia legal de partidos de la oposición así como elecciones libres y justas, administradas por un organismo electoral independiente y abierto a la observación nacional e internacional.

Libertad de información y de expresión. En Cuba el gobierno mantiene un control estricto de todas las formas de difusión y comunicación, incluyendo radio, televisión, periódicos e Internet. La información independiente que pone en peligro al régimen se considera contrabando y se tilda como ilegal producir o recibir esa información. Igualmente, el gobierno cubano habitualmente arresta, detiene y acosa a activistas independientes y pacíficos como, por ejemplo, las Damas de Blanco, que tratan de expresar su descontento con el régimen. El gobierno cubano trata a los periodistas independientes y a los activistas de derechos humanos con notable dureza. Mientras que los Castro han permitido una ínfima libertad de expresión a través de blogs online, la gran mayoría (aproximadamente el 95%) de los cubanos ni ven los comentarios ni los realizan: la navegación por Internet en Cuba se estima estar sólo entre el 3 y 5% y el costo por hora de la conexión a menudo supera el promedio del salario mensual de los cubanos.

Libertad de asociación. En marzo de este año, más de un millar cubanos denunciaron casos en los que Seguridad del Estado y la Policía impidieron o interrumpieron reuniones de la sociedad civil, imponiéndoles arrestos domiciliarios, detenciones a corto plazo e instalando puestos de control alrededor de lugares previstos para las reuniones. El gobierno continúa empleando regularmente a bandas organizadas para humillar a los activistas e interferir con las reuniones pacíficas. Las empresas privadas en Cuba están rígidamente limitadas por ley y el sistema de sindicato único persiste sin realizar ninguna verdadera negociación colectiva y sin el importante derecho de huelga.

Respeto por los derechos humanos. La Constitución cubana hace un delito de la disidencia. Gracias a la “Ley de Peligrosidad”, el régimen puede detener y encarcelar a personas que no han cometido un delito pero que son sospechosos de planear cometer un delito político en el futuro. Es a través de esta ley que la mayoría de los presos políticos y disidentes son enviados a la cárcel. No sólo hace faltar soltar a todos los presos políticos y disidentes existentes, sino que la Ley de Peligrosidad tiene que ser abolida. Organizaciones internacionales tales como Amnistía Internacional y la Cruz Roja deberían tener permitido observar periódicamente las condiciones de los derechos humanos; a otras organizaciones mundiales se les debería permitir comparar los estándares del Estado de Derecho en Cuba con estándares internacionales.
 

Acercar a Cuba hacia la prosperidad

Ya que Estados Unidos se enfrenta contra el persistente reto de fijar el rumbo de sus futuras relaciones con Cuba, debería aplicar políticas que ayuden y den la bienvenida a una Cuba libre, democrática y próspera a las filas de los países democráticos y de libre mercado del Hemisferio Occidental.

 

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Por el Dr. Ray Walser / Heritage Libertad, The Heritage Foundation