POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

A los apretadores de este gobierno

"Bienvenidas las arbitrariedades... que templan nuestro espíritu".

15 de Abril de 2012

Lo hacen de cien maneras distintas, y hasta recurren a los organismos del Estado para el apriete. A todos los organismos, sin excepción.

Creo que no han hecho el cálculo de lo efímero de su hora.

Twitter oficial, Lic. G. BunseEs infinitamente más probable que muchos de nosotros asistamos a vuestro colapso -y a vuestra caída estrepitosa- que a otra cosa.

El escenario de perpetuación que sueñan cada noche... no existe.

A cualquiera en el pináculo del poder omnímodo le llega su hora, y la Historia no tiene una sola excepción a esa fatídica regla. Mucho menos que eso. Ni siquiera es probable que, por este camino, puedan salvarse de una formidable repulsa popular... en vuestro epílogo.

Los árboles no crecen hasta el cielo. Y vuestra apuesta es un tiro al vacío. La parábola es su única trayectoria posible. Y el suelo, su único destino.

El totalitario que elige el rumbo oneroso de tercerizar mafiosos puede argumentar cualquier cosa, menos su propia ignorancia frente a las tropelías que las bandas bajo su contrato operan, al socaire de los pagos dinerarios desde el poder discrecional.

Existe un punto de inflexión en el uso casi desenfrenado de las "bandas de apriete" por parte de un tirano. Ocurre cuando éste advierte que su propio poder puede llegar a estrellarse en muy poco tiempo, en manos de quienes él mismo ha “forrado” de dinero y de facultades ilimitadas para la consumación de las acciones directas.

Al principio, suele tratar de construir la hipótesis de dosificar sus aprietes y trapisondas mediante el cierre o la apertura del grifo logístico.

GangstersPero muy pronto toma conciencia de que, junto con la transferencia de controles discrecionales, y acaso sin quererlo, ha transferido también un considerable segmento de poder sectorial de muy difícil recuperación.

Y son precisamente los sectores controlados quienes sustituyen, en muy poco tiempo, la logística del dictador, pagando gavelas protectivas que hasta llegan a superar holgadamente las partidas de aquel generoso grifo.

Las bandas, en un estado de virtual independencia, y habiendo generado sus propias jerarquías internas, intuyen que es factible colapsar la tercerización sin demasiado estrépito.

La obediencia de su esquema se preserva. Poco a poco, se va extinguiendo amablemente el contrato con el poder central.

El mafioso conoce los riesgos terribles de “morder la mano”, pero suele tener buenos reflejos para saber en qué momento preciso los "premios" por irse del barco pueden llegar a compensar con creces el castigo por animarse a soltar amarras.

El dictador, en un momento ulterior, teme hasta por el envenenamiento de su comida, y sus desconfianzas primarias van directo a engrosar su propio catálogo de odios y rencores más cerriles.

Al analizar el formato descabellado del enojo con el juez Daniel Rafecas, se ve claro el delirio de una banda reprochándole con furia a este magistrado (que los estaba ayudando manifiestamente)... que no se había arrodillado lo suficiente.

Es exactamente eso. No hay ninguna exageración aquí. Pues Rafecas no sólo ayudaba al Vice, sino que sus mensajes eran totalmente tranquilizadores para sus secuaces.

Pero ni siquiera le podían admitir que hiciera un allanamiento para cumplir las formas. Pues sólo eso, es lo que hizo.

Peor aún. También -siendo un escalón de su ayuda hacia ellos- el pobre tipo debía avisarles antes si hacía un allanamiento.   

Son ellos mismos los que revelan sus mensajes de texto, exhibiéndose como unos vulgares traidores. Pues los mensajes muestran la sumisión.

Quien no es lacayo absoluto o mercenario... es un enemigo peligroso. Si esto no es ser un esbirro, ¿qué es?

El sistema de apriete funciona como una Omertá, en donde “las bases” -que al principio fueron captadas con un sistema de beneficios dispuestos por una Faraona tercerizadora- son ahora alimentadas por el mafioso contratado.

Y el reflujo de esas “bases” le produce a éste más ingresos que los que vienen desde la propia Faraona.

Cuando se desata la "anarquización mafiosa", puede avizorarse bien el preludio de un gran desastre, por delaciones y cambios de camiseta de un minuto para el otro.

En Sicilia ocurrió igual.

El juramento de la Omertá se mantuvo hasta los últimos años de la década del setenta, cuando hombres como Jimmy "Comadreja" Fratianno y Tommasso Buscetta se convirtieron en informadores o, como son llamados en italiano, los pentiti.

A cambio de inmunidad, protección policial y la creación de nuevas identidades, los pentiti comenzaron a revelar nombres y detalles de sus antiguos colegas.

Varios presidentes de naciones conocidas eligieron el método de tercerizar mafiosos con la "caja" del estado, cayendo luego víctimas de poderes superiores a ellos, que germinaron desde su propio alimento logístico. El ex mandatario mexicano Carlos Salinas de Gortari es uno de los ejemplos más conocidos.

Ahora, avanzan con un delirio de apriete hasta lo indecible, enviándoles cartas a los vecinos de quienes, como el suscripto, los han molestado.

Y diciéndoles que "El apátrida será ajusticiado".

Como uno de los destinatarios de ese apriete, me permito decir:
 
Sólo deseo poner a todos en conocimiento de lo que ocurre y expresarles que he tomado una decisión serena. Mensaje este que, probablemente, reciban mis agresores:
 
He de seguir escribiendo con más frecuencia y con mayor orgullo.
 
Si este es el efecto que han producido mis editoriales, pues mejor aún.

Tal como ocurrió hace ya seis años, bajo este mismo régimen, les digo:
 
El orgullo -subsuelo indispensable de la dignidad- guía ahora mi pluma, quizás sólo con el objeto de ver cómo las sombras tratan de censurarme.
 
A mis agresores -esclavos todos ellos del imperio que se dirige a su caída, y contaminados en alguna facción de este gobierno hacia la división social-, les veo muy cerca la hora de su ocaso. Por cuanto, deben saberlo, tengo muy claro que no son más que parásitos de la escoria social.
 
No los absuelvo, ni los perdono.

No he de recurrir a la Policía ni a la Justicia. Porque acaso esas dos opciones les van a dar una ventaja. Van a dejarles pasar -gratis- el primer error que cometan.

Yo no. Yo trataré de no darles esa ventaja.

Como dijera el ministro extranjero, días pasados:

Hagan nomás...
Lo que no deben olvidar nunca...
... Es que deberán hacerse cargo de las consecuencias.



Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política
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Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política