POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

Amado Boudou. Reminiscencias de Oliver North

El Vicepresidente, en una descarnada -aunque desprolija- cruzada contra ajenos... y propios.

06 de Abril de 2012

En tanto la "conferencia de prensa" de Amado Aimé Boudou en el Senado de la Nación se prolongaba más allá de los treinta minutos, algunos de quienes tuvieron la oportunidad de seguirla se percataron rápidamente de un detalle. El Vice -otrora predilecto de Cristina Fernández Wilhelm- parecía estar montando un sentido homenaje a Oliver North, teniente coronel retirado del cuerpo de Marines norteamericano. El citado personaje Matías E. Ruiz, Twitter oficialpasó a la fama en tiempos de la Pax Reaganiana de mediados de los ochenta, tras haber mediado entre Washington y Teherán para liberar a un puñado de connacionales que eran mantenidos como rehenes en el Líbano por parte de una milicia pro iraní, a cambio de la entrega clandestina de armamento sensible (misiles cazacarro TOW y material antiaéreo). En medio de aquel espinoso affaire -y con el objeto de no quebrantar el embargo de armas enmarcado bajo la Enmienda Boland-, se refiere que los padrinos de la transferencia incluso echaron mano de operaciones de lavado de dinero proveniente de las drogas y la utilización programada de la infiltración marxista en América Central para desviar la atención de los medios (Escándalo Irán-Contras o Irangate). Pero no fueron los ribetes obscuros de aquella intriga los que catapultaron al estrellato al ex Marine, sino el intrincado testimonio que ofrecería, a la postre, en el Capitolio. Luego de garantizarse las debidas garantías -Quinta Enmienda, "Nadie está forzado a declarar contra sí mismo"; [fueros, le dirían aquí]-, Ollie North ofreció un compendio de explicaciones extravagantes que no convencieron mayormente a nadie, en relación al proceso. Muy a pesar de la notable serie de méritos acumulados a lo largo de su carrera -North era asesor del Consejo de Seguridad Nacional-, la opinión pública y el periodismo eventualmente lo crucificaron, satirizando su ponencia parlamentaria y etiquetándolo como el típico funcionario público, bien entrenado en las artes del buen mentir y el falseo selectivo de datos.

Conforme lo habíamos sugerido previamente en el escrito http://www.elojodigital.com/contenido/10596-billetera-mata-galan-ciccone-mata-aime-la-campora-mata-boudou, el Affaire Ciccone/Vandenbroele no lograría otra cosa que dividir las aguas entre los defensores acérrimos del Amado Boudou... Oliver NorthVicepresidente y sus vehementes detractores. Por estas horas, esa brecha parece haberse acentuado aún más y, en tal sentido, se cuenta ahora con los ejemplos del lavaje de manos al que oportunamente recurriera el Ministro del Interior Florencio Randazzo, la mesurada argucia del elogio de parte de Nilda Garré hacia el juez Daniel Rafecas, y el contragolpe ofertado por Gabriel Mariotto -Vice de Daniel Scioli-, apoyando al marplatense caído en la peor de las desgracias autoinflingidas. En cualesquiera de los casos, el más endeble de los respaldos ha surgido recientemente de la fragilísima organización juvenil oficialista La Cámpora; esta, en los pasillos del poder, es sindicada como el espectro responsable de la desclasificación de información comprometedora sobre Boudou, para ser liberada a diferentes medios -incluído Clarín-. El rol del camporismo se enmarca, a la luz de los hechos, en una vaporosa operación de contrainteligencia que observa un objetivo ambivalente: por un lado, defenestrar al Vicepresidente de la Nación y su circuito de influencias y, en segundo término, lograr que "El Gran Diario Argentino" y La Nación coincidan en los ataques contra Aimé para apalancar la acusación destituyente en perjuicio de esas publicaciones, en tanto ambos espacios de comunicación han caído en el error de coincidir con la cruzada, en tiempos y formas (como si operaran coordinadamente). Alguien incluso podría completar que la permanencia del Amado de la Presidente en las primeras planas contribuirá a desactivar definitivamente a la tragedia de Once, cóctel explosivo cuyas consecuencias potenciales eran, en rigor, muy temidas por la Casa Rosada.

La situación del Vicepresidente es -aunque ya parezca una verdad de Perogrullo declamarlo- delicada. El compilado de sus declaraciones ha arrojado enormes cantidades de género para la disección a consciencia pero vale la pena reparar en, si se quiere, un par de puntos. Aún cuando el marplatense se reconoció un neófito en cuestiones políticas, se ha obsequiado alguna oportunidad para aprender rápido, como cuando mencionó al periodista Gustavo Sylvestre (ex A Dos Voces). A posteriori, en su diatriba contra Boldt y la recapitulación detallada de algunas de las presiones sufridas de parte de un reputado bufete de abogados, Boudou no está haciendo otra cosa que agitar alguna de las cartas que aún le quedan, esto es, implosionar el ambiente político, desde la ruptura programada de algunos dudosos códigos de honor que hacen al proceder estándar de la dirigencia nacional. Recurso desesperado en la visión de muchos, pero que podría obsequiarle una carga extra de oxígeno para, de esa manera, poder permanecer y capear el propio temporal. Finalmente, no se requiere una habilidad analítica excepcional para concluír que el problema mayor no lo tiene él, sino su madrina, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm. Esta se encuentra enfrentada a un dilema, cuando menos, lóbrego: reforzar la comprometida posición de su sonriente protegé, o deshacerse de él como un mal hábito y con rigorismo draconiano. Cualesquiera de los dos procedimientos involucraría elevados costos políticos, en tanto que solidificarían la necesidad de la postura defensiva en una Administración que ya hace agua por todas partes. En paralelo y simultáneo, el gran público no debería esperar mayor iniciativa de la oposición. Esta parece estar resuelta a intervenir lo menos posible a la hora de combatir los desperfectos que hacen al sistema pero, quien sabe leer entre líneas, perfectamente podría presuponer que la vereda de enfrente solo hace la plancha mientras celebra los tropiezos que el propio Gobierno Nacional y sus personeros se regalan con presteza.

Los análisis por venir deberían centrarse -se sugiere- en las verdaderas intenciones del camporismo de kindergarten de cara al Vicepresidente de Disneylandia. Máximo Kirchner y su inexperta tropa extenderá el troceo a discreción de la persona del marplatense, mientras continúa dirigiéndose a él "con amor y sordidez". Parafraseando a aquel célebre relato corto del autor J.D. Salinger.

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Por Matías E. Ruiz, Editor
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* Humilde composición fotográfica confeccionada por el autor. En base a reconocida fotografía del teniente coronel retirado Oliver Laurence North, en su testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos de América por el Irangate.

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