POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

De pactos con el Demonio: Daniel Scioli + Hugo Moyano

"Política; sustantivo. Conflicto de intereses, disfrazado como concurso de principios. Se trata de la gestión de asuntos públicos para la obtención de ventaja privada" (Ambrose Bierce, "El Diccionario del Diablo")

30 de Marzo de 2012

Los oportunistas de la clase dirigente vernácula comienzan hoy, rápidamente, a desandar el camino hacia los nodos más codiciados del próximo bienio: 2013 y 2015. Quizás como nunca antes, el destino de los protagonistas se jugará a doble o nada en ambas presentaciones. Ello, en virtud Matías E. Ruiz, Twitter oficialde que la fase final del ciclo de vida del cristinismo/kirchnerismo se precipita, inexorablemente. No existe, en rigor, aliado político ni opositor al Frente Para la Victoria que respete, en privado, la figura de la Presidente de la Nación, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm. Incluso los elogios hacia su persona deben considerarse una formalidad que toma prestada la retórica del obscuro lenguaje diplomático. Ergo, si la Señora propone una u otra medida, aquéllos la aplauden y simulan acompañarla. Si el Supremo Militante Eugenio Zaffaroni menciona elípticamente la prerrogativa de la reforma constitucional, se lo distingue con arreglos florales de verborragia en extremo perecederos.

Así, pues, los medios masivos de comunicación se aproximan al tratamiento de los acuerdos electorales de ocasión. La discusión es homogénea, casi somnolienta, y suele girar casi siempre sobre los mismos ejes. Se preguntan los columnistas dominicales si acaso Mauricio Macri pueda exhibir alguna capacidad para la confección de un armado nacional, en tanto que la contracara del análisis intenta echar luz sobre la taciturna agenda del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli -decidido ya éste último a desligarse de Balcarce 50-.

La novedad del circo politiquero orilla hoy en torno a conversaciones ya no tan secretas entre el sciolismo y el arco sindical que regentea el, por desgracia, ponderablemente poderoso camionero Hugo Moyano. Esta suerte de preacuerdo electoral rara vez ha tenido como cita geográfica al territorio bonaerense, por obvias razones: se impone la necesidad de enjaular el cerco informativo. Mas los secretos suelen perdurar hoy por mucho menos tiempo que en el pasado, y ahora puede comentarse que los encuentros entre ambos polos han tenido lugar en el mal llamado "interior" del Compendium Maleficarumpaís. Hugo Moyano y sus "buenos muchachos" -Julio Piumato y Omar Viviani- obtuvieron de Scioli la promesa de garantizarse para ellos y sus asociados el clásico 33% que históricamente ha reclamado el gremialismo de observancia peronistoide (según para dónde sople el viento). El consuetudinario porcentual se reflejará oportunamente en la confección de listas de legisladores con miras al checkpoint de 2013 y -se estima- se mantendrá o renegociará hacia 2015. Los albaceas designados comprendieron desde el primer momento la simbiosis que ambos espectros precisan consolidar, si se quiere, para obsequiarse algún hálito de supervivencia. El Gobernator argentino sabe que no atiende posibilidad de reelección en su geografía y que le resulta imprescindible contar con una masa crítica electoral propia, en tanto que el pope camionero quisiera poder irse a dormir tranquilo con la impunidad que hace al caso, no solo para él, sino para su polémica prole. Teme que un cristinismo eternizado lo haga pagar por todo aquello que figura en sus bien etiquetadas y voluminosas carpetas. Sucede que la Jefa tiene hambre y va por todo -y por todos-. Ella necesita abundante masilla para tapar los gigantescos orificios que acusa su Administración, y está dispuesta a enviar tras las rejas a quien sea, a cualquier precio. -Everybody runs ["Todo el mundo escapa"], refería el policía representado por Tom Cruise en el filme distópico estadounidense Minority Report. Todo el mundo huye... y reacciona desesperadamente cuando se encuentra acorralado. Y la situación del país -quién podría dudarlo- se asemeja bastante al ácido de batería en lenta ebullición.

La jugada de Hugo Moyano es brillante por donde se la desmenuce, al tiempo que engloba a una segunda estrategia que solo puede leerse entre líneas. El Señor de las Ruedas sabe perfectamente que Daniel Scioli es un dirigente caracterizado por una constitución psicológica esencialmente débil, que da marcha atrás ante cualquier amague, por insignificante que sea. Vanidoso como pocos, el Gobernador tortura con recurrencias atrileras que se presentan insoslayablemente falsas: en primer término, su oxidado eslogan de "Con fe y esperanza"; luego, el jugueteo verbal que remite a su arribo a la política procedente del deporte. En rigor, cualquier comentarista bien nutrido sabe que su paso por la motonáutica no fue otra cosa que un show prolijamente confeccionado a la medida del participante. El hombre de La Ñata está obligado a ocultar que su llegada al colosseo del arte de lo posible se debe, sin sombra de duda, al riojano Carlos Saúl Menem, otrora receptor primario de las facturas y medialunas a buen temperatura que el ex motonauta supo proveerle a tiempo. Y se tiene en fresco recuerdo que fue durante el menemismo que la República Argentina dio inicio a la gran fiesta del exceso y la corruptela VIP, esa que solo ha sabido legar sentencias tales como "pizza con champán" y "te regalo una embajada". Porción del contínuo espacio-temporal en el que no solo Daniel Scioli, sino también Felipe Solá y el ahora pretendido héroe épico Alberto Fernández (Superintendencia de Seguros de la Nación, Omega, LUA, INDER) adquirieron su boleto con destino hacia el arco iris. Y -vaya coincidencia-: los dos últimos se esfuerzan hoy por volver al ruedo. Pocos se sorprenderían si llegaran a sumarse a un sciolismo necesitado de legisladores en el otrora Honorable Congreso de la Nación.

Moyano, inferíamos, se hace agua la boca con la posibilidad de apoyar políticamente a Daniel Scioli en su carrera a la Presidencia. El sindicalista -si acaso los planes van viento en popa- será el titiritero detrás del jefe de estado en potencia. Nada podrá oponérsele: ni jueces, ni fiscales. Los negocios más suculentos estarán todavía más cerca que a un tiro de piedra. Si 2015 encontrara al hoy Gobernador en el sillón de Rivadavia, detrás del trono operarían, inevitablemente, Míster Hugo, Julio y Omar. No faltará quien los califique -irónicamente, claro está- como la fórmula más idónea para terminar de ahuyentar los pocos capitales que permanecerán en el país en ese instante. Los comentaristas socarrones de siempre dirán que una Argentina conducida bajo ese marco podría garantizar mayores cuotas de violencia y extorsión contra el negocio de los supermercados. Se contabilizaría una impunidad absoluta para las mafias de los taxímetros, junto a un inevitable incremento del parque de vehículos de alquiler que sirven como delivery de bien refinada cocaína. Con toda probabilidad y mayor periodicidad, los homicidios de molestas esposas serían recaratulados como decesos en ocasión de "mala praxis post cirugía estética". Habría vía libre para disponer del cuerpo del propio hermano en algún zanjón o basural, simplemente porque perturbaban sus extemporáneos ataques de moralidad...

Hugo Moyano -émulo de Lula Da Silva, empedernido ajedrecista y estratega de frío cálculo- parece tener la "vaca atada". Salvo que las cosas no marchen viento en popa, como se prevé. Los analistas más flamígeros del circuito político underground o de paladar negro coinciden en que si bien es cierto que Mauricio Macri debería preocuparse por la pérdida de potenciales aliados políticos a manos de su competidor Scioli, lo más preciso es no augurarle un futuro demasiado promisorio al Gobernator bonaerense. Muy a pesar de los formidables discursos de avanzada, la Señora Cristina Fernández Wilhelm, en rigor, se encuentra posicionada en la torre más alta de un endeble castillo de naipes y, ahora, el viento comienza a soplar más fuerte. Refieren que la caída de la actividad económica -potenciado su efecto negativo por nuevas tragedias, quién sabe, similares a la del Ferrocarril Sarmiento, o protestas relacionadas con la inseguridad- podría complotar contra la mismísima estabilidad del Gobierno Nacional. En tal escenario, una cosa es segura: el cristinismo de línea dura haría todo lo posible por incendiar los distritos del conurbano de mayor densidad demográfica, con el fin de llevarse puesto a Scioli en cuestión de minutos. Tal como alguna vez lo consideraron altos generales del Pentágono, en tiempos de la Guerra Fría: Ante la alternativa de la propia aniquilación, extermine a todo el mundo. Estrategia nuclear elemental [Jonathan Schell, El Destino de la Tierra].

A la postre, el lector/analista es perfectamente libre de anticipar que las conversaciones entre sciolistas y moyanistas se asemejan demasiado a un pacto con el demonio. Ahí está, a modo de ejemplo, la compatibilización de agendas y objetivos que tuviera lugar entre Fausto y Mefistófeles. Uno de ellos pretendía contar con una ayuda sobrenatural para recuperar alguna cuota de juventud perdida, y así poder conquistar a la joven de sus sueños. El otro solo requería de otra palpitante alma para su colección. Y, después de todo, ¿qué valor intrínseco se le puede atribuír al alma?

Desde luego que la contemporización del relato se completa con la ejecución de operaciones en el terreno. A tal efecto, quien ambicione alcanzar la Presidencia de la Nación necesitará plantar bandera en la Provincia de Buenos Aires y, en particular, en La Matanza. Aún está por verse si Gerónimo Venegas y Luis Barrionuevo acaso se sumarán al moyanismo para potenciar el Proyecto Scioli Presidente 2015 (Juan Manuel Urtubey... ¿Vice?). El referente gastronómico y su colega de UATRE -se reporta- venían sosteniendo conversaciones con la vereda macrista, pero la cantinela con el PRO Quimera y Belerofontesiempre se repite: "Mauricio no pone plata para los militantes". Quien cuenta con lo necesario para el sponsorship es el empresario Francisco De Narváez, y éste también ha cerrado filas con Scioli (a raíz de viejos resquemores que atesora contra el PRO). Ahora bien; el territorio ocupado matancero resulta ser harina de otro costal. De lo que algunos graciosos han dado en llamar The Matanza Takeover, participarán -desde ambos lados- los mejores repartidores de bolsones de comida, paco y substancias varias. Maniobra que viene a servirle de homenaje a la inserción de drogas en las villas y asentamientos precarios, tal como lo implementara oportunamente el desaparecido Guillermo Carlos Suárez Masón. Con el respectivo posgrado cursado por el radicalismo alfonsinista junto a su tristemente célebre Coordinadora en los ochenta, transitando luego por la época dorada menemista y el breve interinato del duhaldismo. Hasta aterrizar en el kirchnerismo, que ha sabido echar mano de este tipo de operatorias con mejor disciplina que nadie, indexándole la legalización de cientos de miles de inmigrantes de naciones limítrofes para capturar nuevos votos. El problema de la manipulación política de concentraciones de individuos de bajos recursos por la vía del narcotráfico es una desafiante Quimera para la cual aún no la República no ha engendrado un Belerofonte que pueda oponérsele. Agrupaciones políticas de flamante aparición y que declaman representar a lo nuevo desde un furioso y chillón color amarillo también sacan provecho del fenómeno porque, de otro modo, sus rivales serían invencibles en las urnas. Entonces -y para ellos-, es menestre reproducir todo lo malo que moviliza a la tropa en la vereda de enfrente.

En tanto, la ciudadanía hoy asiste, cual mudo testigo, a la profundización de los vicios de un régimen cuya líder visible se autoproclama como inclaudicable cazadora de nazis, mientras se ha decidido a agraviar a las minorías (los polacos, para el caso) y opta por atentar contra la cultura y la libre difusión de ideas. Pero el retroceso exhibido por Guillermo Moreno frente a la importación de libros no amortigua el carácter fascista del sistema. La Casa Rosada no se encuentra demasiado lejos de emular el episodio de la quema del Reichstag a mano de sus propios camisas negras. La Señora Presidente busca nazis desesperadamente, pero evita mirar dentro de su círculo íntimo. Todo parece indicar que los espejos de la Quinta de Olivos distorsionan, devolviéndole una imagen incorrecta de sí misma. Es el viejo conocido problema con las burbujas.

Al cierre, no deja de ser curioso que, en los albores del otoño, muchos referentes del cristinismo se peleen por copiar a Arturo Frondizi, el ex presidente de moda. Sirve recordar que, también en su oportunidad, el capo narco Pablo Escobar Gaviria anhelaba ser investido como primer mandatario de Colombia.

 



* Imagen principal de la nota: grabado -en color- que representa a pobladores adorando al Diablo. Utilizado para ilustrar la portada del Compendium Maleficarum de Francesco Maria Guazzo (Edición revisada de Montague Summers)



Por Matías E. Ruiz, Editor.
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