ESTADOS UNIDOS: POR MIKE BROWNFIELD

El atroz aniversario de ObamaCare

Hace hoy dos años, el presidente Barack Obama ponía su firma para promulgar Obamacare, una ley de 2,700 páginas que alterará radicalmente el sistema de salud de Estados Unidos y sembrará el caos en aspectos como costos médicos, calidad de la asistencia y los derechos fundamentales de un modo que está más allá del alcance de nuestra imaginación...

23 de Marzo de 2012

Hace hoy dos años, el presidente Barack Obama ponía su firma para promulgar Obamacare, una ley de 2,700 páginas que alterará radicalmente el sistema de salud de Estados Unidos y sembrará el caos en aspectos como costos médicos, calidad de la asistencia y los derechos fundamentales de un modo que está más allá del alcance de nuestra imaginación.

Gran parte del contenido de Obamacare se urdió a puerta cerrada para que ni siquiera el más mínimo rayo de luz pudiera alcanzarlo. Incluso los congresistas, a quienes se les encomendó la representación del pueblo, emitieron su voto a ciegas, sin saber lo que había detrás. Hasta la entonces presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (D-CA) lo admitió en su famosa frase: “Tenemos que aprobar la ley para así poder averiguar lo que hay en ella”.

Sin embargo, el pueblo americano ya ha hablado. Quiere que se derogue y se bote esta ley a la basura, como hemos visto encuesta tras encuesta durante los dos últimos años. Es improbable que alguna de las actividades que están siendo planeadas por la Casa Blanca para adecentar esta ley haga mella en la impopularidad de Obamacare.

Aunque incluso hoy, dos años después, gran parte de Obamacare aún tiene que ser redactada por burócratas no electos del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), ya conocemos algo del contenido de la ley y sus repercusiones para el pueblo americano. En términos generales, Obamacare arranca vastos poderes de las manos de los pacientes individuales y sus familias y otorga ese control a los burócratas de Washington. Y los costos son mucho mayores de lo que la administración afirma: suben directamente hasta los $2.134 billones, con millones de americanos dependientes del gobierno en lo que respecta a su asistencia médica.

Obamacare, manifestaciónLa semana pasada, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) predijo que con la ley de salud del presidente, 20 millones de americanos podrían perder sus beneficios médicos financiados por su empleador y las penalizaciones individuales y al empleador relacionadas con los mandatos podrían llegar a los $221,000 millones. En el momento de su aprobación, mucha gente así lo advirtió.

Pero, espere, hay más.

Durante los últimos dos años, la Fundación Heritage ha continuado diseccionando Obamacare y sus envenenados efectos secundarios. Al igual que una virulenta enfermedad propagándose fuera de control, Obamacare causa daño a todo lo que toca.

Las personas mayores sufrirán pues Obamacare roba sus ahorros de Medicare para financiar el nuevo gasto del gobierno mientras que amenaza el acceso de las personas mayores a la asistencia y acabando con Medicare tal como lo conocemos. Además de eso, según dice la analista de la Fundación Heritage Alyene Senger, Obamacare causa reducciones extremas en Medicare Advantage, que permite que las personas mayores reciban sus beneficios de Medicare mediante un plan privado de asistencia médica de su elección. Y coloca a un grupo de 15 responsables no electos a cargo de encontrar reducciones en Medicare para cumplir con los nuevos límites de gasto.

Los jóvenes americanos también sufrirán. Aunque el presidente se jacta de que su ley permite a los jóvenes permanecer en los planes médicos de sus padres hasta los 26 años, definitivamente se enfrentarán a mayores comisiones, a perversos incentivos para estar sin seguro y a la carga de pagar los extraordinarios costos que la ley trae consigo.

Hay todavía más consecuencias con Obamacare: las familias pagarán mayores impuestos, las empresas afrontarán nuevos mandatos y costos, los ingresos por inversión serán golpeados con nuevos impuestos, desmotivando la inversión y dañando el crecimiento económico, los americanos que adquieren medicamentos con la Cuenta de Ahorro Médico o con Cuentas de Ahorro Flexible se enfrentarán a nuevas limitaciones, aquellos que adquieren dispositivos médicos se enfrentarán a mayores impuestos y el matrimonio se penaliza como resultado del nuevo esquema de subsidios.

Además existen significativas implicaciones morales. La analista de la Fundación Heritage Sarah Torre hablaba ayer de una noticia acerca de un recargo abortivo, que sigue el mandato del HHS de que los planes de seguros deben cubrir medicamentos abortivos y de contracepción:

 

Estos episodios se están convirtiendo rápidamente en el statu quo de la implementación de Obamacare, con una línea argumental familiar y predecible: una incomprensible burocracia publica complicadas normas sobre decisiones de asistencia médica moralmente delicadas, opera sin miramientos sobre las preocupaciones morales y la libertad personal de los americanos y luego trata de tapar las fallas de la legislación con malabares explicativos y limitada aclaración.

 

La semana pasada, una encuesta de la CBS y del New York Times sobre el mandato del HHS mostraba un fuerte apoyo a la libertad religiosa, con un 57% de los encuestados diciendo que los empleadores religiosos no deberían ser coaccionados a violar su doctrina y su conciencia al proporcionar cobertura para medicamentos abortivos y de contracepción en sus planes médicos, comparado con el 36% que pensaba que sí deberían serlo. Una considerable mayoría (un 51% frente a un 40%) estaba a favor de una exención religiosa y moral para todos los empleadores.

Hoy por la tarde los americanos se reunirán en torno a 140 lugares a través del país para protestar por el atropello de la libertad religiosa por parte de Obamacare. En Washington DC se congregarán justo en frente del HHS y pedirán que los límites morales para las decisiones de salud personal se arrebaten de las manos de burócratas no electos y sean devueltos a las manos del pueblo.

Y el lunes, la Corte Suprema comenzará a oír los argumentos orales sobre la constitucionalidad del controvertido mandato individual de Obamacare, que por primera vez en la historia obliga a los americanos a adquirir un producto (la atención médica) en contra de su voluntad. Esta provisión es el núcleo de la ley de salud del presidente y es un ataque directo contra la libertad individual. A menos que la Corte Suprema derogue Obamacare en su totalidad, el Congreso debe permanecer atento para acabar el trabajo. El pueblo americano debería continuar haciendo que su voz se oiga, pedir la derogación de Obamacare e insistir en una reforma real de la asistencia sanitaria que aumente el acceso a esta sin obligar a los americanos a caer bajo control gubernamental.

 

La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.

 

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Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation