INTERNACIONALES: POR JAMES PHILLIPS Y EL DR. JAMES CARAFANO

En caso de que Israel ataque a Irán

Israel ha señalado una vez más que se encuentra sopesando un ataque -para el caso en que todo lo demás falle-, para detener el avance del programa de armas nucleares iraní, como un acto de autodefensa preventiva. En estos momentos, más autoridades en Washington y de otras capitales están prestando la debida atención al asunto. La República Islámica de Irán ha advertido en repetidas ocasiones que Teherán tomará represalias contra Estados Unidos si el estado judío atacare. Los Estados Unidos de América deberían tener una política clara y sin ambigüedades sobre cómo respondería si Israel emprende una legítima acción en defensa propia.

12 de Febrero de 2012

Antes de un ataque

Para mitigar las amenazas planteadas por Irán contra la seguridad nacional norteamericana y para proteger sus intereses, Estados Unidos debería:

* Reconocer el derecho de Israel a la autodefensa contra una dictadura islamista hostil que también amenaza los intereses americanos y la estabilidad regional. Washington no debería tratar de obstaculizar a Israel en lo que se refiere a tomar las medidas que éste considere ser necesarias contra una amenaza existencial. Estados Unidos no tiene el poder de garantizar que Israel no será atacado por un Irán nuclear en el futuro y, por ello, no debería traicionar la confianza de un aliado amarrándole las manos en estos momentos. A pesar de que un ataque israelí contra el programa nuclear de Irán implicaría mayores riesgos para los intereses estadounidenses en Medio Oriente, estos riesgos serían eclipsados por las amenazas planteadas por un Irán con armas nucleares. Por otra parte, un Irán nuclear induciría a muchos otros estados de Medio Oriente a buscar sus propias armas nucleares. Esta cascada en la proliferación nuclear incrementaría enormemente los riesgos de un futuro intercambio con armas no convencionales.

* Continuar con el despligue de defensa antimisiles para proteger de ataques de cohetes iraníes a Israel y a otros aliados de Estados Unidos. El Pentágono ya ha desplegado un radar X-Band en Israel como apoyo a los interceptores de defensa antimisiles. Además, Estados Unidos debería hacer los preparativos para desplegar o transferir a Israel el sistema Terminal de Alta Altitud de Defensa de Área (THAAD) y las versiones Misiles Shahab 3, Iránmarinas y terrestres de los interceptores Standard Missile-3. Los buques de guerra Aegis de la Marina de Estados Unidos deberían ser desplegados para proteger a Israel y a otros aliados americanos amenazados con un posible ataque con misiles balísticos iraníes. La administración Obama también debería ofrecer complementar el despliegue con sistemas de defensa antimisiles terrestres o marinos en la región del Gran Golfo Pérsico junto con los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), alianza constituída en 1981 por Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos para proporcionar una defensa colectiva contra Irán y otras amenazas.

* Incrementar la frecuencia de las maniobras de defensa antimisiles con Israel y otras naciones de la región. Los ejercicios conjuntos de maniobras de defensa antimisiles Juniper Cobra realizadas con Israel en 2009, por ejemplo, contaron con la participación de hasta 2 mil efectivos y unos 17 buques de guerra de la Marina de Estados Unidos, que simularon una defensa conjunta contra un ataque de misiles sobre Israel desde toda dirección plausible. Tales ejercicios proporcionan valiosa experiencia práctica, fundamental para el mantenimiento de un sistema integral de defensa antimisiles eficaz.

*Optimizar la disuasión contra ataques iraníes. Para disuadir a Irán de seguir adelante con sus amenazas de atentar contra objetivos americanos en respuesta a un ataque preventivo israelí, la Administración Obama debería dejar claro a Teherán de antemano que este tipo de ataques convertiría una mala situación en una situación mucho peor para el régimen. Dado que la máxima prioridad de la dictadura islámica es su continuo dominio de Irán, Washington extraoficialmente debería advertir al líder supremo que si el régimen de Ahmadineyad perpetra atentados contra objetivos de Estados Unidos, Washington respondería con ataques devastadores, no sólo contra objetivos militares y nucleares de Irán sino contra líderes e instituciones del régimen que lo mantienen en el poder, en particular los Guardias de la Revolución, los organismos de inteligencia y las fuerzas de seguridad interna.

*Advertir a Teherán que si toma medidas para interrumpir la producción de petróleo árabe en el Golfo Pérsico o atenta contra objetivos norteamericanos, Estados Unidos impedirá, por la vía del bloqueo naval- que cualquier combustible de procedencia iraní sea exportado. Comunicar esto de forma anticipada podría ayudar a disuadir a Irán, ya que la pérdida de los ingresos del petróleo representaría un golpe tan importante que pondría en peligro la supervivencia del régimen.


Si se produjera un ataque

* Responder con firmeza a cualquier ataque militar o terrorista iraní contra objetivos americanosSi Teherán atenta contra el pueblo o la propiedad de Estados Unidos, Washington debería responder en el acto de una manera tan contundente que deje a Irán en una situación mucho peor. El Pentágono debería activar planes de contingencia que involucren ataques aéreos contra los destacamentos de la Guardia Revolucionaria, instalaciones de producción y lanzamiento de misiles balísticos, bases aéreas, bases navales y contra la infraestructura del programa de armas nucleares de Irán. Si Irán persiste, entonces Estados Unidos y sus aliados deberían lanzar ataques aéreos sobre los principales líderes de Irán e imponer un bloqueo naval de sus exportaciones de petróleo. Ningún régimen iraní podría sobrevivir mucho tiempo sin la recaudación de las exportaciones de petróleo que proporcionan la mayor parte de los ingresos del gobierno de Irán.

* Defenderse y atacar a Hizbolá y a otros socios terroristas iraníes. Teherán probablemente utilice a Hizbolá para atentar contra objetivos estadounidenses en todo el mundo y, posiblemente, dentro de Estados Unidos. El Pentágono debería establecer como objetivo tanto los destacamentos de Hizbolá como a sus líderes y cooperar con otras agencias gubernamentales americanas y aliados de Estados Unidos, para así erradicar las operaciones de Hizbolá en contrabando de drogas, lavado de dinero y otras actividades de recaudación de fondos. También debería advertirse a Teherán, de forma clara, que será responsable de cualquier atentado terrorista realizado por sus socios.

*Vetar cualquier resolución del Consejo de Seguridad que no reconozca las provocaciones de Irán y el persistente desafío a las resoluciones de la ONU. El régimen de Ahmadineyad con frecuencia ha exacerbado las tensiones con Israel, amenazando con “borrar a Israel de las páginas de la historia” y con un constante flujo de variadas amenazas, equivalentes a la incitación al genocidio. La negación de Mahmoud Ahmadineyad del Holocausto mientras fabrica armas para otro posible holocausto, fue también imprudentemente provocadora. Israel, cuyo lema no oficial es “Nunca más”, es especialmente sensible ante tal retórica belicosa, sobre todo cuando está respaldada por señales concretas acerca de que Teherán está desarrollando capacidad nuclear – y los misiles para solidificar esa capacidad. Washington debería señalar a los miembros del Consejo de Seguridad que son críticos del veto a Irán que la respuesta débil e ineficaz de la ONU con el programa nuclear de Irán ayudó a sembrar las semillas del conflicto con Israel.

Estar preparados

Estados Unidos deberá posicionarse firmemente junto al Estado de Israel en el enfrentamiento contra la creciente amenaza nuclear de Irán. Si Jerusalén decide ejercer su derecho a la legítima defensa, entonces Estados Unidos y sus aliados deberían apoyar esa decisión, no condenarla. La brutal dictadura de Teherán ha sido advertida, con suficiente antelación, de que sus reiteradas violaciones a sus obligaciones legales en virtud de los tratados internacionales que ha firmado tendrán un costo cada vez caro; no obstante, Irán continúa desafiante enriqueciendo uranio, emitiendo amenazas y ordenando atentados terroristas, incluyendo un complot para, por ejemplo, hacer estallar un restaurante en Washington DC. Si Irán está dispuesto a arriesgarse a un ataque de este tipo antes de obtener armas nucleares, ¿qué amenazas sería capaz de plantear después de que logre tener dichas armas? Estados Unidos y sus aliados no pueden darse el lujo de averiguarlo.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org. 

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Por el Dr. James Carafano y James Phillips - Heritage Libertad