ESTADOS UNIDOS: POR MIKE BROWNFIELD

Los impuestos de Mitt Romney, y una verdadera reforma

¿Cuántas veces debe someterse a impuestos su dinero? ¿Una vez? ¿Dos veces? ¿Tres veces? ¿Cuatro? Parece una afirmación ridícula, pero esa es la verdadera historia de los impuestos sobre rendimientos del capital en Estados Unidos, una que se está contando en el debate actual acerca de los impuestos del gobernador Mitt Romney.

26 de Enero de 2012

Durante más de una semana, los medios de comunicación se han centrado en el asunto de cuánto paga Romney en impuestos. El martes, el gobernador publicó su declaración de la renta, que indican que pagó aproximadamente un 15% en impuestos el año pasado. A primera vista, suena como un bajo tipo impositivo, especialmente considerando que se admite que Romney tiene millones. Pero como con todo en política, hay más de lo que parece.

Mitt RomneyComo la mayoría de americanos sabe, los tipos marginales de las personas físicas oscilan en Estados Unidos entre el 15 y el 35%. Sin embargo, los americanos que ganan dinero con sus inversiones normalmente ingresan dividendos. Ellos tienen un tipo más bajo para reducir la barrera fiscal a la inversión y al crecimiento de los negocios. Para los americanos en los dos rangos inferiores de renta, el tipo sobre los dividendos es cero. Para el resto, el gravamen sobre los dividendos es el 15% — de ahí el tipo aplicado a Romney.

¿Por qué los dividendos pagan menos impuestos que los salarios o los intereses? Porque los dividendos ya han sufrido, en el nivel corporativo, una ronda completa de impuestos.

Pero eso son impuestos sobre la renta. Los americanos que hacen dinero a partir de sus inversiones también pagan normalmente un impuesto sobre los rendimientos del capital, con el mismo tipo inferior de los dividendos. Las rentas de los ingresos y el capital son muy diferentes. Los ingresos son lo que genera el uso de recursos, como los ingresos salariales, que se generan por el trabajo que se aporta, mientras que las rentas de capital resultan del aumento del valor de un activo. Las rentas del capital sufren un tipo más bajo para reducir la barrera fiscal que experimenta la inversión, especialmente la inversión de alto riesgo y alto rendimiento, que produce empleos y aumenta los negocios.

Así que, ya inmediatamente, Romney está pagando lo que se requiere legalmente de él — e incluso está pagando más cuando lo comparamos con la presión fiscal federal promediada para los ingresos, que es en Estados Unidos del 9.3%. Aún hay más, sin embargo.

Cuando Romney paga el 15% al Tío Sam, no es la primera vez que ese dinero ya sido sometido a la fiscalidad. J.D. Foster, experto en la economía de la política fiscal en la Fundación Heritage, explica que el dinero de Romney ha sufrido probablemente cuatro niveles de fiscalidad, lo que significa que su nivel de carga tributaria estuvo en el 50% y posiblemente mucho más alto:

Como mínimo, pagó casi el 45%, pero una parte de sus impuestos fue recaudada antes siquiera de que viese el remanente. Tener ingresos de las rentas del capital y los dividendos significa que esos ingresos los tuvieron primero algunas empresas, muy probablemente corporaciones que pagaron unos impuestos del 35%. Así que Romney pagó su 15% después de que el gobierno se hubiese llevado su trozo del 35%. Esto deja a Romney con un impuesto total de 45 centavos de dólar sobre las ganancias corporativas.

Eso son dos niveles de tributación — el tipo corporativo y el tipo de las rentas del capital. Pero hay más. Foster explica que el dinero de Romney fue muy probablemente sometido reiteradamente a los impuestos sobre ingresos del capital. Pocas inversiones son dicho y hecho; más bien, la mayoría tienen tributación sobre los dividendos y las rentas del capital durante grandes periodos de tiempo y que son reinvertidos y vuelven a tributar  por ello una y otra vez.  Ese es un tercer “nivel” de tributación. Y luego Romney tributó con el tipo aplicable al salario de persona física — el cuarto nivel. Y así es como llegas a más del 50% en impuestos. (Y no olvide que Romney contribuye con un 15% de sus ingresos a obras benéficas — dinero que podría no estar disponible para ser donado si se suben los impuestos sobre las rentas del capital como muchos progres proponen.)

¿Son cuatro niveles de tributación, más allá del 50%, suficientemente “justos” para la izquierda? Desafortunadamente, la verdad sobre los impuestos de las rentas del capital no cuadran perfectamente en un titular como “Millonario paga sólo a un tipo del 15%”, pero los americanos merecen conocer la verdad — y también merecen poder ahorrar, invertir, gastar y contribuir con el dinero que han ganado sin que se lo confisquen los políticos progres que buscan una redistribución “justa” de la riqueza forzada por un creciente gobierno federal.

En vez de comerse a los ricos e incendiar sus mansiones, el Congreso debería encontrar formas de facilitar a los americanos que conserven su dinero, lo inviertan y se hagan más prósperos. Curtis Dubay, de Heritage, enumera las formas en que Washington puede centrarse en el crecimiento y en liberar la economía. Entre esas formas están: impedir los aumentos de impuestos, ampliar las “vacaciones” fiscales o reemplazarlas con una política más pro-crecimiento, hacer permanentes los recortes de impuestos que expirar a final de año, evitar aumentar los impuestos tras recortarlos, derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible y los aumentos de impuestos que la acompañan, y cambiar al Nuevo Impuesto Único, que gravaría a los individuos sobre lo que gastan cada año en vez de sobre lo que ganan.

En política es fácil demonizar a los ricos y propalar la lucha de clases, pero destruir a las personas en vez de ayudar a otros a crecer no es forma de gobernar un país. Si los políticos de Washington quieren verdaderamente dar un vuelco a la nación, deberían centrarse en la forma de elevar el listón y ayudar a las personas a tener éxito — no en denigrar verdaderas historias de éxito para ser héroes populistas.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation