ESTADOS UNIDOS: POR MIKE BROWNFIELD

El tiránico abuso de poder del presidente Barack Hussein Obama

Tras el podio de un escenario justo a las afueras de Cleveland, el presidente Barack Obama pronunció un discurso ayer que resonará en la historia. No, su duradero impacto no será por su elevada retórica. Más bien, marcará el momento de un miércoles por la tarde, en Ohio, en que el presidente anunció sus planes para actuar con total desprecio de la Constitución de Estados Unidos con su nombramiento ilegal de Richard Cordray como director de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (Consumer Financial Protection Bureau, CFPB).

06 de Enero de 2012

Es un asombroso y temerario ejercicio de autoridad ejecutiva que Todd Gaziano, de Heritage, describió como un “tiránico abuso de poder”. Nunca antes en los más de cien años de precedente de nombramientos durante un receso del Congreso ha tomado tal decisión el presidente cuando el Senado estaba aún en activo. Sin embargo, a pesar de ese hecho, el presidente Obama decidió ayer que sería el primero.

He aquí por qué el presidente está tan fuera de los límites constitucionales. Bajo el Artículo II, Segunda Sección, Cláusula Segunda de la Constitución, el presidente tiene el poder de cubrir vacantes que puedan ocurrir durante el receso del Senado, como escribe Gaziano. En este caso, el presidente Obama intentaba cubrir la vacante del CFPB, una nueva agencia federal que ha recibido numerosas críticas por sus inigualados poderes para promulgar regulaciones de amplio espectro sin prácticamente rendir cuentas a nadie. Los republicanos del Senado, hasta ahora, se Barack Hussein Obama, presidente de los Estados Unidos de Américahan rehusado a confirmar los candidatos del presidente para encabezar la CFPB, prometiendo bloquear la aprobación del Senado hasta que no se hagan cambios en la agencia. Así que el presidente ha decidido actuar sin su aprobación al intentar hacer un nombramiento durante el receso. El problema es que el Congreso no está en receso porque la Cámara de Representantes nunca dio su consentimiento, como se exige en la Constitución, Artículo I, Sección Quinta. Eso significa que el presidente simplemente no tiene el poder para hacer ese nombramiento. Gaziano explica así las implicaciones del comportamiento presidencial:

Durante más de cien años, una multitud de fiscales generales y sus designados en la Oficina del Abogado del Departamento de Justicia han interpretado por que el poder [para el nombramiento durante un receso] necesita un receso legal y oficial del Senado de al menos unos 10-25 días de duración. (Hay unas pocas opiniones en contra, nunca sancionadas en las cortes, que sugieren que un receso de seis-siete días podría ser suficiente — pero nunca menos de eso.

El supuesto nombramiento en receso del presidente por el que nombraba a Cordray haría del consejo y consentimiento del Senado en los nombramientos algo casi sin significado alguno. Es un grave error constitucional que el senador Mitch McConnell (R-KY) ya ha denunciado. Pero cuadra con su patrón de comportamiento fuera de lo constitucional de una Casa Blanca que parece más interesada en estimular a su base progre que en salvaguardar la presidencia.

¿Por qué se toma tal acción? El presidente dice que es porque no puede esperar que el Congreso actúe en nombre del pueblo americano. La verdad es que el presidente está totalmente determinado a hacernos tragar su programa y carece completamente de la voluntad de llegar a un compromiso con los representantes debidamente elegidos que se sientan en la Cámara y el Senado. Al saltarse al Senado y nombrar a Cordray, el presidente puede asegurarse de que su agenda regulatoria de gran gobierno se promulgue sin los cambios que el Congreso está exigiendo. Desafortunadamente, el nombramiento de Cordray no es el único ejemplo de las acciones caprichosas y unilaterales del presidente.

Aparte del caso de Cordray, el presidente tiene pensado hacer tres nombramientos en la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) sin aprobación del Senado, lo que alterará de forma fundamental la composición de la Junta y capacitará al presidente a desarrollar su agenda de apoyo a los grandes sindicatos. Esto significa un impulso sin freno para sindicalizar los negocios a toda costa y castigar a las compañías que intenten crecer en estados no sindicalizados (como se intentó en el caso Boeing) — incluso si eso significa perjudicar tanto a los trabajadores como la economía. Y en el caso de regulaciones ambientales, ley de inmigración, Que Ningún Niño se Quede Atrás, el rescate de fabricantes de automóviles, la forma selectiva de hacer cumplir las leyes de prtección del votante y la regulación de Internet (entre otras), la administración Obama ha promulgado su agenda a golpe de decreto una y otra vez.

En una entrevista el mes pasado en el programa 60 Minutes, el presidente avisó de sus intenciones de encabezar una presidencia imperial durante el próximo año. “Lo que no voy a hacer es  esperar al Congreso”, dijo. “Así que allá donde tenga una oportunidad y tenga la autoridad ejecutiva para seguir adelante y acabar la tarea, iremos adelante y la haremos”. El presidente, sin embargo, parece ahora haber corregido significativamente el rumbo. Con estos últimos nombramientos ilegales e inconstitucionales, el presidente se ha lanzado sobre una oportunidad para actuar sin considerar el hecho de que no tiene autoridad ejecutiva para hacerlo. Y bajo sus pies se halla una Constitución pisoteada y un centenar de años de precedentes que desprecia. Es hora de que el Congreso y el pueblo americano adopten una posición contra el abuso de poder del presidente Obama.

 

La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.

 

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Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation