POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

La "sobrevivienta"

Cuando la gente compruebe... Que la muerte no me toca... Y que mi suerte, no es poca... Verán, que lo grave es leve. Que ninguna vida, es breve... Si uno es duro... como roca (G. A. Bunse - Poemas de la Argentina trágica)

04 de Enero de 2012

Siempre sirve muy bien la perspectiva de las opciones de vida o muerte para que una persona diseñe sobre sí misma una nueva etapa luminosa y mágicamente diferente, que pueda prefigurar un destino venturoso.

En los casos como el de nuestra comarca -en la que campea el fenómeno del paroxismo de la genuflexión-, una persona que sobrevive, de cierto modo galvaniza su posteridad, aún cuando haya sido muy previsible un riesgo casi insignificante en el trance que hubo de sufrir.

Aunque sólo se haya fantaseado con una complicación...

Acaso gana mayores posiciones fáciles en la carrera al procerato un sobreviviente simple, antes que un muerto súbito.

De modo que, como todos somos mortales, y la Avenida Callao es casi una candidata natural a cambiar su nombre... en el año 2112 esa ha de ser, seguramente, la Avenida "Ella".

Por su lado, los hermanos santafecinos no dirán ni si la Avenida Santa Fe termina siendo luego la Avenida "El".

Así que podremos disfrutar un cafecito en la esquina de "El" y "Ella". Lugar en el que, sin la menor duda, existirá otro monumento, con ambos tomados de la mano en una sensación de avance, con el viento pegando en sus rostros.

Juntos, hacia el devenir de la historia.

Inmortales... no por sus obras, sino por "las obras": monumentos y mausoleos construídos en su honor, por buena parte de los genuflexos paroxísticos de la comarca.

Ya todos saben que el enriquecimiento ilícito, hasta ahora al menos, en nuestro país, es más o menos como la fábula de Italo Calvino, puesta en escena por un grupo pequeño de partisanos del poder.

Enriquecimiento ilícito es algo que, para los oficialistas, resultaba acaso mucho más que un acto cotidiano. Era un objetivo personal a lograr.

Ahora, además, encabeza la lista de los delitos que tienen cobertura legal.

Por cuanto, a partir de este año, la sanción de cualquier ley en el país resultará ser una función directa del capricho y de las conveniencias personalísimas de los que gobiernan. O de la "sobrevivienta".

El cuadro de discrecionalidad que ha derivado de la nueva configuración del Congreso va a permitirles -como ya se ha empezado a ver de modo claro- convertir tranquilamente en legal a todo el catálogo de infamias y trapacerías que han cometido hasta ahora... bajo el palio de los fueros.

Ya nadie necesitará fueros. Y mucho menos la "sobrevivienta".

Estos los protegían de los delitos hasta hoy. Las leyes refuerzan esa protección, y agregan una liberación de fueros. Los cubren del latrocinio que piensan cometer, como que les pavimentan el camino de cualquier delito. Les dejan blindado el vicio y les abren las puertas, para convertirlo en virtud.

Nuestra comarca, dentro de dos o tres generaciones, llevará la impronta de este nuevo estilo en el que la función de gobierno viste de impunidad a quien la ejerce y lo deja, así vestido, para cuando deje de ejercerla.

Pues, cualquier iniciativa, desde la más extravagante y retorcida, hasta la más flagrantemente violatoria de los derechos y garantías consagradas en la Constitución, va a tener andamiento sumarísimo. Mucho más si es enviado al parlamento por la sobrevivienta.

Ella sabe que dispone de esas mayorías automáticas, y sabe también que no es necesariamente parejo el poder político que le corresponde en tal cuadro.

Sabe... que ese es un escenario que se diluye de un modo catastrófico en un minuto especial, en el que la debilidad prospectiva le gana a la realidad.

Se puede tener mayorías transitorias por default de la oposición pero, a cada instante, la sobrevivienta se expone a la peor traición. Y por ese costado ha de llegarle, más temprano que tarde, el fantasma.

El peronismo necesita implotar para sobrevivir. La Cámpora es el catalizador perfecto para irritar hasta la parsimonia de un monje cenobita y santo de lealtad inconmovible.  

Los espías, al igual que los traidores, no sólo son repudiados por los que fueron traicionados, sino luego también despreciados e ignorados por los mismos a quienes favorecieron con su felonía.

La historia es abundante en ejemplos:

Viriato fue un pastor hispano, devenido en comandante militar y oriundo de la lusitania occidental, que había quedado indignado por la descomunal violencia del pretor Galba y su homicidio impune de miles de lusitanos que ya habían entregado sus armas.        

Se alzó en guerra contra la poderosa Roma y, al frente de un aguerrido grupo, humilló durante años al imperio romano, obligándolo a firmar un tratado donde se le reconocía como "rey hispano y amigo".

Rompiendo esa frágil pax, el cónsul Quinto Servilio Cepión -cubriendo de ignominia el nombre del Imperio- sobornó a tres generales de Viriato para que mataran a ese Comandante mientras dormía, en el año 139 a.c.

Cuando los tres homicidas Andas, Ditalco y Minuros se presentaron en el campamento romano a cobrar el precio de su felonía, recibieron como "premio" una respuesta que ha pasado a la historia como advertencia a todos los que traicionan a su patria:

- "Roma no paga a los traidores".

Resulta obvio que Servilio Cepión no hablaba en nombre de Roma, ni mucho menos reivindicaba una moral específica del Imperio.

Como profesor de grandes felonías, para él todo era más sencillo: este pretor pidió la partida y se quedó con el vuelto de 50.000 sestercios.

Un obrero ganaba 1.500 sestercios al año (algo más de 100 por mes).

A Roma no le faltan ejemplos de nobleza y lealtad, y este feo hecho no se los empaña por ser narrado aquí, en sus peores vericuetos.

Ella puede escapar a la muerte. Puede escapar a la estadística, aún sin la ayuda de un INDEC. Puede escapar, incluso, a fatalidad de las historias que se repiten por millares en los poderes lábiles, edificados con favores de caja, y pavimentados con el paroxismo de la genuflexión.

Pero no puede salirse de lo único que nos atraviesa a todos:

Las consecuencias de las salvajadas y las demasías.


Los resultados de su etérea concepción del poder como un estadio moral desde el que se debe "iluminar" a los demás, en la convicción de que los dogmas propios son la voz de Dios.

No puede, por ejemplo, lavarse las manos de la salvajada de transferir los subterráneos y de dejar que se aumente el boleto, de un día para el otro, en más de un 100%. Una tarifa que se vio congelada por su exclusiva voluntad y conveniencia.    

"Natura non facit saltus"... salvo en esta comarca salvaje.

La sobrevivienta tiene, otra vez más, una especie de rara oportunidad artificial para iluminarse y aparecer de "regreso" con una toga blanca. Transida de dolor por los desequilibrios incurridos por ella misma... casi en un nuevo trance de solemnidad.

... Y de deseos por rebautizar con su epopeya... a la Avenida Callao.


Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política
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Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política