ESTADOS UNIDOS: POR MIKE BROWNFIELD

Mal año para el sueño verde de Obama

Para el presidente Barack Obama, 2011 comenzó con gran alharaca — un atrevido pronunciamiento de que su sueño verde para Estados Unidos traería una explosión de empleos y una nueva economía alimentada por energías “alternativas”, una visión que igualó al “alcanzar la luna” del presidente John F. Kennedy de los años 60. Para disgusto de Obama, el año ha terminado con susurros, con su energía verde en un esfuerzo por “alcanzar el sol” cayendo por los suelos sin llegar a siquiera despegar.

02 de Enero de 2012

El presidente ofreció demasiado en su Discurso del Estado de la Unión del pasado enero, alabando las energías limpias “alternativas” como el “momento Sputnik de nuestra generación” y alegando que sería “una inversión que fortalecerá nuestra seguridad, protegerá nuestro planeta y creará un sinnúmero de nuevos empleos para nuestra gente”. El presidente dijo: “De hecho, ya somos testigos de la promesa de la energía renovable”. Desafortunadamente, lo que el presidente predijo es muy diferente de lo que el resto del país experimentó en el año subsiguiente. Los empleos que el presidente prometió no se materializaron y sus inversiones en energías verdes están precipitando al barranco, no alcanzando la luna.

Obama, preocupadoEl sello de confirmación lo puso el Washington Post esta semana con una historia que no recibió mucha atención, publicada como fue el día de Navidad. El Post informó de que la política, no las políticas públicas, ha estado en gran medida detrás del programa de empleos verdes del presidente:

El Washington Post concluye, tras el análisis de millares de memorándums, informes internos de compañías y sus e-mails, que el programa de tecnologías verdes de Obama, que tenía la intención de crear empleos y reducir la dependencia del petróleo extranjero, ha sido permeado por la política en todos los niveles. Las consideraciones políticas han sido planteadas repetidamente por los inversionistas, los burócratas del Departamento de Energía y los oficiales de la Casa Blanca.

Por supuesto, un aspecto central de la historia es la compañía de energía solar Solyndra, que recibió una garantía de créditos por $535 millones con financiación del contribuyente. El presidente Obama habló públicamente en la recién inaugurada fábrica de la compañía en mayo del pasado año, presumiendo de que “podemos ver los impactos positivos [del estímulo] justo aquí, en Solyndra”. A pesar de la actitud en exceso entusiasta del presidente, Solyndra quebró el pasado verano, dejando sin trabajo a 1,100 personas. Los empleos que el presidente prometió no duraron mucho y además tuvieron un alto precio.

El Post echó un vistazo a la historia Solyndra y concluyó que altos cargos “presionaron a burócratas de carrera para que acelerasen su decisión” sobre la garantía de crédito con respaldo del contribuyente a la compañía energética solar para hacerla coincidir con una visita del vicepresidente Joe Biden. E informó de que la política, la “óptica” y el teatro político estaban en la consideración principal de la administración, incluso con un ayudante de Obama escribiendo que un “hundimiento” de Solyndra “probablemente sería muy embarazoso para el [Departamento de Energía] y la administración”.

El Post también concluyó que la Casa Blanca concedió “fácil acceso [a edificios del Ejecutivo] a empresas de capital riesgo con intereses en algunas de las compañías respaldadas por la administración”, muchas de las cuales fueron donantes de la campaña de Obama. Y a otros se les dio empleos en la administración Obama y “ayudaron a gestionar el programa de energías limpias”.

Por si esta historia no fuese suficiente mala noticia para una semana, el martes otro titular cayó con sordo estrépito en el umbral de la Casa Blanca. El Wall Street Journal informó: “Malos tiempos se ciernen sobre el sector solar” y “Las quiebras, acciones que se hunden y deudas aplastantes ponen en cuestión la viabilidad de una industria con la que se contaba desde los 70 para llevar a Estados Unidos —y al mundo— a una nueva era energética”.

Pero espere, ¡hay más! El notoriamente progre New York Times publicó una dura valoración de la economía “verde” en agosto que concluía que la promesa del presidente de crear cinco millones de empleos en los próximos diez años no eran más que “castillos en el aire”. ¿El caso en cuestión? El Times señalaba al Área de la Bahía de California, donde los empleos “verdes” en realidad se han perdido, no ganado. Y más arriba en la misma Costa Oeste, un programa federal de subvenciones de $20 millones para invertir en programas de adaptación de edificios al clima fue un total fracaso. Seattlepi.com informó de que “sólo se han adaptado tres hogares y sólo han surgido 14 nuevos empleos de este programa”. Su conclusión: “El programa de ‘empleos verdes’ de Seattle es un fracaso”.

La Casa Blanca, sin embargo, intenta contar una historia diferente. En su página web Ud. puede encontrar titulares como “La industria de mayor crecimiento en Estados Unidos — la energía solar”, “Ahora no es el momento de rendirse con bandera blanca por los empleos de energías limpias” e “Invertir en la frontera de la nueva energía de Estados Unidos” — todos los cuales llevan a historias que promueve la energía “alternativa” como el nuevo futuro feliz de América. Pero como ha mostrado este año, hay más ficción que realidad, por mucho que el presidente Obama le diga otra cosa.

Mientras tanto, el presidente ha vuelto la espalda completamente a los empleos reales y fuertes de energía tangibles al posponer su decisión sobre el oleoducto Keystone XL — un proyecto que crearía directamente 20,000 trabajos de rápida implementación real y unos 179,000 empleos americanos para 2035, que traería consigo $20,000 millones de inversiones en infraestructura privada en Estados Unidos y que también promovería la independencia energética. Parece que cuando se trata de trabajo, energía e inversión, este es un presidente que prefiere la fantasía a la realidad.

 

La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.

 

Publicado en: ActualidadCampana de HeritageEconomíaEnergía y Medio AmbienteEstudiosGobierno de Estados UnidosIniciativa y Libre MercadoOpinión

Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation