POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ

El clamor del desconcierto

La dolencia de Cristina Fernández Wilhelm, Presidente de la Nación, devuelve más preguntas que respuestas. La corporación política observa el tema, de reojo.

29 de Diciembre de 2011

En cuestión de minutos -y como era de esperarse-, la noche del martes 27 de diciembre catapultó la novedad del carcinoma papilar de la primera mandataria argentina hacia el primer puesto en el ránking de los temas más relevantes del año. Ya sobre el cierre del miércoles, la seriedad que impone el tratamiento de la cuestión recibió un sonoro cachetazo de parte del líder venezolano Hugo Chávez Frías: el bolivariano -primer jefe de gobierno a la hora de ofrecer apoyo moral a Cristina por vía telefónica- esbozó una serie de declaraciones propias de un demente cuando aseguró que el gobierno estadounidense "se oculta detrás de todos los cánceres de los líderes latinoamericanos".

El todavía hombre fuerte del Palacio Miraflores hizo mención -con modos alejados de la más elemental racionalidad- al terreno por demás escarpado que han debido transitar él mismo, Ignacio Lula Da Silva y su "continuadora" Dilma Rousseff, Evo Morales, el mandatario paraguayo Fernando Lugo -hoy plenamente recuperado de un linfoma- y ahora la propia Cristina Elisabet Fernández Wilhelm. Aunque las coincidencias resultan desgraciadas, a nadie escapa que la gestión de cualquier presidente involucra un espectro tan meduloso de fuerzas y tensiones que muchos líderes terminan acusando grave impacto a partir de ese poco envidiable estrés ejecutivo.

Y el status real de tratamientos y enfermedades es, al igual que la verdad, la primera víctima. Extrañamente, no ha sido este el caso del cáncer de la presidente argentina: desde luego, la cobertura oficial de la noticia se esboza atiborrada de prognosis optimistas. Pero no deja de sorprender el moméntum seleccionado para liberar la información. Comienzan, pues, a ver la luz no pocos interrogantes: ¿cuándo fue enterada la Presidente de su grave dolencia? En virtud del aprovechamiento político que muchos jefes de estado suelen hacer de cara a sus propios padecimientos físicos, se impone un sinceramiento: es más sencillo creer que Cristina Fernández Wilhelm conocía de antemano las precisiones, antes que dar por sentado que ella fue informada prácticamente en simultáneo con la opinión pública y sus más estrechos colaboradores. A consecuencia de este ejercicio, corresponde entonces preguntarse: ¿por qué se ha optado por los albores de la temporada estival para revelar su verdadero estado de salud? Enfermedades como la que se cita requieren un tonelaje de exámenes previos, muchos de los cuales no están exentos de un tiempo prudencial. A su vez, pruebas y contrapruebas llevan a determinar la necesidad de una cirugía específica (que puede surgir de entre varias alternativas en el plano estrictamente quirúrgico). Los procedimientos médicos de importancia involucran un tiempo igualmente apreciable para su programación, así como también el proceso de selección del personal especializado que se encuentra en las mejores condiciones para ejecutarlos.

Los medios masivos de comunicación prefirieron mostrar cautelosos a sus más prestigiosos columnistas. En muchos casos, con sus productores y editores reflexionando repetidas veces sobre los alcances de la nueva legislación "antiterrorista" y si acaso ella podría caberles por anticipar opiniones -aunque expertas- sobre un tema que no ofrece demasiado espacio para el error o la omisión. Destacó, por sobre todos ellos, la opinión del Dr. Nelson Castro (por desgracia para el Gobierno Nacional, médico y estrella televisiva del Grupo Clarín). El mediático galeno le impuso su categórico criterio a la novedad, dejando entrever la posibilidad de que el reposo de la Presidente de la Nación pueda ser mucho más extendido de lo que se promociona. Publicaría luego una interesante columna médico-política en http://www.lanacion.com.ar/1436090-el-poder-enferma-o-la-enfermedad-del-poder.

En tanto los espacios de opinión invierten ahora su espacio disponible en refutar o corroborar las comunicaciones oficiales sobre la salud de la viuda de Kirchner, el sentimiento que se ha abatido sobre el circuito camporista se asemeja más al terror. A pocas horas del jueves 28 -día en que la "militancia" cristinista tomará control formal del RENAR, Registro Nacional de Armas-, la pesadez del ambiente puede cortarse allí con un cuchillo. Los menos informados (concentran el grueso del porcentual) han comenzado a preguntarse sobre el futuro que les espera. Pero esa preocupación no es exclusiva de la juventud: Estela Barnes de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo) se ha expresado hace pocas horas respecto de lo inconveniente de la aprobación de la ley "antiterrorista", en vistas de que -quién podría desmentirlo- sus apartados podrían poner en foco incluso a su propia organización. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Horacio Verbitsky, reconocido comisario político de Balcarce 50, coincidió con esas observaciones, aunque con unos cuántos días de antelación. Pero Carlotto fue más allá: respecto del caso de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, declaró que el tema está terminado "por ley". Puede concluírse que la referente de Abuelas no oculta su temor. Pero, ¿temor a qué? Resulta, cuando menos, sospechoso que haya abandonado el discurso duro que supo tener contra las cuerdas al demonizado (y demonizable) multimedio. Otras voces -que exigen con desesperación no ser identificadas- han comenzado a trazar paralelos entre el todavía obscuro deceso del camporista favorito de la Presidente Iván Heyn en la vecina República Oriental del Uruguay y los informes repentinos sobre el cáncer tiroideo de la primera mandataria. ¿Cuál es la información de que disponen Verbitsky, Carlotto y otros cercanos al círculo íntimo, que los conmina a amortiguar el impacto de su verborragia? Finalmente, ¿en cuántos días se ha fijado la convalescencia de Cristina Elisabet Fernández Wilhelm? ¿Se tratará solamente de veinte días o acaso se extenderá la duración del reposo, como sugiere Jorge Asís en su www.jorgeasisdigital.com? Al mismo tiempo, se impone analizar con detenimiento las expresiones del arco político oficialista y opositor. Aún cuando los referentes de cada polo cumplan con los formalismos del caso, deseándole la mejor de las suertes a Cristina, ha comenzado una rueda de consultas, y en ella cumple un rol fundamental la famosa "liga de los gobernadores". Núcleo en donde las broncas contra los "jóvenes militantes" que les han sido insertados por la fuerza en el seno sus circuitos decisionales son, desde hace ya un tiempo, perceptibles.

Apenas comience a agotarse el interés del público en los partes médicos y se multipliquen las fotografías de una Presidente forzadamente sonriente (y, naturalmente, es humano esperar buenas nuevas sobre su salud), el spotlight se centrará decididamente en las capacidades del Vicepresidente Amado Boudou en control de las riendas del Ejecutivo. Capacidades que -se insiste- son escasas, sino inexistentes.

 

Por Matías E. Ruiz, Editor