POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

La Corona amenaza a sus siervos

Si acaso hay algo que un banquero no ignora, son las leyes del capitalismo. Si hay algo que sabe muy bien, es que hay una ley de oro, que él jamás puede vulnerar o ayudar a nadie a violarla. Tampoco mirar para otro lado mientras la violan reiteradamente: el dinero es del cliente...

19 de Noviembre de 2011

Si acaso hay algo que un banquero no ignora, son las leyes del capitalismo. Si hay algo que sabe muy bien, es que hay una ley de oro, que él jamás puede vulnerar o ayudar a nadie a violarla. Tampoco mirar para otro lado mientras la violan reiteradamente: el dinero es del cliente.

Si entre cuatro inválidos morales resuelven bloquear o pervertir esa ley sagrada y convertirla en una gran liturgia de engaño -con la búsqueda de cualquier excusa para evitar un escándalo-, entonces un banquero debe tener el más elemental apego a su código axiológico y, al menos por un día, dejar de convertirse en un felpudo humano.

Es preferible, antes bien, ser felpudo de un déspota con cierta lucidez y arrojo, que serlo de este conjunto de descerebrados, cuya máxima expresión es el controlador de los precios de la República.

Humphrey Bogart en "Solo te ahorcan una vez", de Dashiel HammetSometerse a él mansamente y sin chistar, supera la escala de felpudo humano, sobre todo cuando se trata de los derechos y de la buena fe de los clientes de un banco.   

Subordinar ese principio sagrado a los antojos de un vulgar mercader de la infamia y de la deshonra, explica perfectamente la causa por la que algunos banqueros del poder se enriquecieron a su sombra.

El banquero más enriquecido y acomodaticio del poder se separó hace unos días de su socio y ex cuñado, por dos causas que, en forma muy detallada, se dan a conocer en el Newsletter Global Inside Synopsis, el documento de circulación restringida de mejor información confidencial de América Latina. Allí se cuenta su historia secreta.

Ellos fueron socios desde jovencitos.

A ambos por igual se les gastaron los dedos de contar billetes en el mercado negro durante gobiernos militares, a los que prestaron cientos de servicios y durante la democracia, desde su restitución en 1983.

Más que eso: la masa crítica de su fortuna (del mercado negro) sin dudas ha sido la causa macro que les ha permitido tener el macrobanco que hoy tienen y que pusieron siempre al servicio de esta dinastía.

Liderar el mercado de bancos con esta protección es obvio.

Para que se tenga una idea de la magnitud del escándalo, el socio y ex cuñado de este macrobanquero macroenriquecido, bajo la apariencia de pedir una licencia, proyecta abandonar el país por temor a que lo alcance la acusación de “terrorismo económico”. Acusación implementada por la satrapía de la que fue esclavo consentido durante estos ocho años.

Y el macrobanquero no le va en zaga. Aunque todo el mercado apuesta a que -en breve- podrá vérselo otra vez arrodillado en palacio, por cuanto es un hábil acróbata de la genuflexión. Un chispazo de advertencia le hizo ver (igual que al joven Ministro–Vice) que con los montoneros no basta con ser siervo: hay que serlo del modo y hasta los límites indecibles que ellos deseen.

Todos los corredores de cambio, todas las extrabursátiles, todas las cuevas de ratones... y todas las mesas de dinero de aquella época de oro del mercado negro conocen a la perfección al macrobanquero.

En la época de la híper, este personaje solo sabía hablar del dólar “Blue”. Su mesa de dinero -obviamente apartada de las leyes- era punta de línea de cientos de empresarios del mercado que hoy mismo no se atreven a decirle ni pío.
 
Ahora, sin sonrojarse, se somete al calvinismo más infame sin decir a ninguno de sus clientes que aquello que le obligan a hacer desde arriba es una vulgar estafa, disfrazada de los controles que toda su vida burló.

Eso le ha servido para ganar dinero, postrándose una y mil veces ante el conocido descerebrado “controlador” que lo humilla del peor modo.

Con parte de esa fortuna financió a la dinastía y se encaramó en el organismo concentrador de bancos.

¿Los amenazaron a ambos? ¿O solo a su socio y ex cuñado?

Hubo una humillación nueva que pasó el límite de la dignidad humana y que determinó que su socio de tantos años le dijera...

-"Tanto no nos podemos arrodillar".

Tienen aún una mesa de dinero non sancta.

Cualquier banco quisiera tenerla también. Es una herramienta perfecta.

La diferencia es que los bancos que la han instalado, se arriesgan.   

En este caso, estos dos muchachos tienen una "mesita macro", que cuenta con el guiño de todos los organismos de control.

¿Cual es la causa por la que nadie se ha animado a señalarla?

Este banquero le juró fidelidad a la mandataria (una fidelidad tan frágil como la que le juró a la hermana de su socio).

Los planes Trabajar, las asignaciones universales, los subsidios para que los pobres paguen siempre un peso con diez y para que aparezca un sello colorado en las boletas, es la moneda que ella usó para ganar estas elecciones. Digamos que todos nosotros hemos sido financistas.

Los financistas en su primera postulación fueron (recordemos bien):

1) Sebastián Forza y otros dos señores muertos a balazos por narcos.

2) Antonini Wilson, quien fuera atrapado con su cuarta valija como el famoso “Martín Pescador”.

3) El producido del Negociado Skanska, en el que todos son inocentes.

4) Los "banqueros del poder” (los aquí mencionados, más otro equivalente).  

 
La extravagancia de todos estos doctores en viveza hace carambola con el ridículo, y hay que hacer realmente un gran esfuerzo para no sospechar que se trata de una burla.

Expertos todos ellos en el arte del buen advenedizo para cumplir con la firme voluntad de la monarca suprema. Sumados a los funcionarios y a aquellos operadores, formaron una banda.

Ahora, de esa banda, resulta que una parte controla los negocios de los bancos, precisamente los que los ayudaron a ser funcionarios.

Es como el cuento de los dos sacerdotes que habían salido de parranda y, cuando a la mañana siguiente se confiesan uno con el otro, el más joven recibe, absorto, una pena confesional terrible.

Su compañero de parranda se justifica:

-Ahhh, no. Yo, cuando estoy de parranda, estoy de parranda. Pero cuando trabajo, no perdono.

Parapetados en su moral hostil a los hombres libres, honrados y de buenas costumbres, confirmaron de un modo simple la primer teoría del filósofo romano Marco Terencio Varrón:      
   
-"No existe nada peor que un obsecuente, investido -en secreto- de poderes coercitivos específicos”.

Representantes dilectos de la insensatez de la emperadora, se ocupan de trasladar linealmente su desprecio y sus amenazas de grave peligro hasta a sus propios secuaces, esos que hoy no quieren arrodillarse del todo.


Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política
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Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política