Carta abierta a la Presidente de todos los argentinos, Cristina Kirchner
“Mi carta, que es feliz pues va a buscaros cuenta os dará de la memoria mía” (Ramón de Campoamor)
“Mi carta, que es feliz pues va a buscaros cuenta os dará de la memoria mía” (Ramón de Campoamor)
Hace unos meses atrás, quien esto escribe presentaba un artículo intitulado “Cuidado con Timerman". En el mismo expresaba -entre otras cosas-: “debe saber el canciller uruguayo Almagro que el canciller argentino Héctor Timerman no es una persona de confiar; se trata de un malabarista de la política y del periodismo. Así como niega y oculta su pasado, bien puede maniobrar la situación para que transcurra el tiempo y los piqueteros sediciosos vuelvan a la ruta y corten nuevamente el puente. Lógicamente, esto tendrá lugar ni bien pasen los meses del crudo invierno”.
Apuntes sobre el reciente cruce de uniformados del Ejército de Bolivia hacia territorio argentino. Las fragilidades del Palacio San Martín y la sobreactuación del polémico Canciller.
Este es el verdadero centro de gravedad sobre el que debería girar la preocupación de la dirigencia actual, a modo de salir relativamente indemne del lamentable proceso destructivo que tuvo lugar a lo largo de los últimos siete años. El Grupo Clarín también deberá poner barbas a remojar: su abultada influencia política en las últimas décadas -pergeñada sobre la consabida debilidad de muchos ex presidentes- solo le ha traído grandes dolores de cabeza a la República.
El esposo de Cristina Fernández -tras su fracaso en la puja por Telecom- ha comprendido que es hora de triplicar la apuesta. Mientras instituciones, empresariado y oposición política se abroquelan, la única alternativa que tiene Kirchner es adelantar las elecciones presidenciales y alambrar a los partidos políticos para que no puedan presentarle batalla en 2011.
Consideraciones en relación al, cuando menos, cuestionable derrotero internacional elegido por la Presidente de la Nación y su círculo íntimo, que los llevaría a la pauperizada nación africana. En tanto que el periodismo militante insiste con la prerrogativa de las "economías complementarias", lo que no se aclara es quiénes se encontrarán en condiciones óptimas para cosechar los beneficios.